martes, 8 de abril de 2008

Re- ceso

Junto con mandarlos a la misma mierda a todos los culiaos por darle tanta votación a mi compadre Warenazox (igual el loco quería ganar) les entrego esta pedantería y les informo formalmente que esta wea no tendrá publicaciones hasta dentro de una semana APROXIMADAMENTEEEEEEE! por razones personales mías y porque el comunacho de Lenin está demostrando su ineficiencia por segunda vez en la historia universal.


El niño de cartón (1 y 1/2)


Un día conocí la palabra metáfora y quedé aún peor, y pensé en el niño de cartón y era una metáfora. Todo comenzó a girar (descubrí que la tierra gira y da vueltas, que hay muchos planetas y quizás muchas vidas incognoscibles). Todo estaba plasmado de sentido y todo tan oculto, hasta no tener sentido alguno. Fue el asombro. Quise creer que todo esto en mi cabeza, todas estas imbricaciones fascinantes, todo esto en mi mente era el orden de las cosas, que la visión no emerge desde fuera. Llegó la poesía del individuo y con ella la indiferencia ante los hombres que se marchitan en pos de un ideal de vida. Llegó la creación divina, pero el cielo estaba en mis soliloquios y el infierno era la conciliación impracticable entre el mundo y yo. Ya no estaba triste ni feliz, no esperaba nada. Un día me enamoré de una mujer y todo dio un vuelco. Las cosas me deleitaban con reminiscencias de amor y yo mismo comencé a girar en torno a un sol, a un amor. Tuve miedo y eché a correr por un sendero de llantos y penurias, de orgullosas conjeturas sobre las limitaciones, sobre alcanzar algo que valga la pena, sobre mi propia voluntad. Jamás volví a verla y jamás quise regresar a ese estado, tenía escamas en la espalda y una lengua de víbora enjaulada. Un día llegó a mis manos un arma y la palabra revolución, y soñé con bosques, con banderas, y conocí las utopías de mi consciencia.

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